Sería muy provechoso que nos preguntemos: ¿Cómo he vivido la primera semana? ¿Qué sabor me dejó? ¿Qué tal mi relación con Dios y con mis hermanos?
Te invito a seguir:
- escuchando...
- orando...
- acercándote a la Palabra de Dios...
- acercándote al hermano que necesita de Dios, de ti, de mí...
- llevando el mensaje del Reino, como Juan Bautista...
Te propongo otros compromisos, sencillos, puntuales, para seguir andando por este camino hacia la Navidad, hacia el encuentro con el Esperado, el Emmanuel, el Dios con nosotros.
Ánimo, levantemos el corazón, despertemos a la gracia que se nos regala...
Te acompaño con mi oración...
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