#AtrásQuedóLaCaja
“Una celda es tan solo una caja, una idea
es todo un universo”
(Lorent Saleh)
Sí,
Lorent, atrás quedó la caja…
Esa
caja que fue tu celda…, caja que no fue capaz de encerrar tus ideas, tus
proyectos, tu libertad.
Esa
caja que no te permitió disfrutar de un amanecer, del resplandor del sol, de la
placidez de la luna…
Esa
caja que te enseñó a ser un hombre libre, apegado a lo esencial: la libertad; a
tus principios: la honestidad, la verdad, la justicia; a tus amores: tu madre,
guerrera indetenible; tus compañeros de lucha y vida; Venezuela, la dama que se
lleva el palmarés de tu sacrificio, de tu encierro, de tus noches de insomnio y
terror; Dios, a quien fuiste descubriendo a través de la humildad, de dejarte
guiar por alguien más sabio que tú en las cosas del Espíritu; en fin, tu
corazón fue creciendo en madurez y valentía, en poesía y hondura...
Esa
caja que te dejó huellas en el alma, en el cuerpo…, pero no doblegó tu
espíritu.
Esa
caja que también encerró a tu madre, le causó lágrimas, miedo, incertidumbre…
pero no doblegó su espíritu.
Esa
caja que aún mantiene cautivos a muchos hermanos, por quienes hay que seguir
orando y luchando… Y de una u otra manera, nos quedamos en la caja más grande:
Venezuela.
Atrás
quedó la caja… Ahora tienes delante el
horizonte de la libertad, que nunca será completa mientras haya otros en ella.
Entre
tus primeras frases resonó esta: He podido contemplar el amanecer… Sí, disfruta
todos los amaneceres que tendrás en libertad. Hasta ver el amanecer de una
nueva Venezuela. Después nos dirás qué sentiste al ver el sol por la ventanilla
del avión, la inmensidad que se abría ante tus ojos… Esperamos esa poesía, ese
poema…
Los
que nos quedamos también queremos tener un nuevo amanecer… Mientras, seguimos
aferrados al que todo lo puede: Dios, Padre bueno. Vio las lágrimas de tu madre
y escuchó sus suplicas y los ruegos de muchísimos que te llevamos en el
corazón. Sabemos que lo que se siembra con lágrimas, produce frutos abundantes.
Así nos dice el salmista: “Los que
sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares” (Sal 126,5).
Hoy
cantamos de alegría por tu libertad, pues también amanecimos un poquito más
libres.