martes, 9 de octubre de 2018

Mi Venezuela, ¿dónde estás?


MI VENEZUELA, ¿dónde estás?

Hoy no es un día como otros...
Creo que todos amanecimos con un nudo en la garganta, con una lágrima más, con un dolor lacerante…
Mi Venezuela amaneció con el corazón apaleado, mi bandera venezolana está arrugada y llora, mi corazón también... A momentos parece que se ha perdido mi país... quiero reencontrarlo...

En el Evangelio de hoy me resonó fuerte la palabra de Jesús: "Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria" (Cf. Lc 10,38-42).

Y yo pensaba: hoy no me es fácil centrarme en el Único necesario, en contemplar, orar, guardar silencio a Sus pies. No. Mi mente se iba por la geografía de mi país.
Señor, ¿cómo no me voy a preocupar ante esta realidad que me golpea en los ojos, que me aprisiona el alma? ¿cómo no ponerme en los zapatos de los familiares y amigos de Fernando y de tantísimos "Fernandos" que han sufrido y sufren las consecuencias de esta tragedia que nos ha caído encima? ¿cómo no pensar en los pies encallecidos y lacerados de miles y miles de hermanos recorriendo caminos en búsqueda de libertad, pan y paz? ¿cómo estar al margen de lo que sucede cada día y que pareciera que la capacidad de asombro se nos agota? ¿adónde se ha ido mi Venezuela? ¿cómo no añorarla? ¿cómo ser signo de vida y esperanza en estos duros momentos?.

Entonces, salió a mi encuentro el Salmo 84 de Laudes hoy:

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz 
a su pueblo y a sus amigos 
que se convierten de corazón".

La salvación está ya cerca de sus fieles 
y la gloria habitará en nuestra tierra; 
la misericordia y la fidelidad se encuentran, 
la justicia y la paz se besan.

El Único necesario: Dios, nos dice que Él está entre nosotros, en esta realidad, nos acompaña... Nos anuncia la paz..., la salvación está cerca... habrá el anhelado beso de la paz y la justicia. Eso sí: nos pide crecer en confianza, en esperanza. Toda preocupación dejarla en su Corazón de Padre. Ocuparme, ocuparnos, de lo esencial: escuchar Su palabra, luchar por la justicia y la libertad, convertirme y convertirnos de corazón para que llegue la paz a nuestro pueblo y a nuestros amigos.

Hoy me ocuparé de llevarle a Fernando, a mis "Fernandos", a todos mis hermanos y ponerlos a Sus pies.



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